segundos de felicidad que cambian con los días de tristeza

Sé que es sentirse feliz, cuando puedes emanar una gran felicidad solo con el movimiento simple de tus labios. Sé cual es la paz que te entrega toda esa felicidad, de que cualquier cosa puede suceder, que hay mil posibilidad es, pero tienes toda la esperanza de que solo las cosas buenas pasen. Sé de esa felicidad de sentirte protegido solo con tener alguien a quien decirle todo lo que sientes. Todo eso lo he sentido. 

Pero, también conozco el dolor, sé que está ahí cuando ya no aguantas más las lagrimas y lloras en frente de varias personas pero en silencio y nadie lo nota... por que ya lo he hecho. Lloro por dentro, las lágrimas salen, mi respiración se complica, se acelera. Acelera mis ansias, acelera los pensamientos. No los buenos, si no los trágicos, los que hacen me tape la boca solo de pensarlos, de imaginarme su dolor. Lo he sentido, he sentido como me abandonan cuando me estoy hundiendo en el mar de lagrimas como si fuera sangre en una carnicería... Ves como lo golpean? ves como lo muelen? como humillan cada parte de sus cuerpos y órganos guindados en ventanillas? Así me siento, humillada y escurrida de toda mi sangre convertida en lagrimas de todo el daño que me han hecho.
Sé que ya no existe la manera en que me haga sentir mejor a mi misma cuando ya no me importa que me vean llorar, por que tampoco espero que me ayuden a parar de acabar con el sufrimiento.

Porque ya no me siento protegida. No siento siquiera que saben que siento, que quiero o quien pretendo ser, porque ya ni yo sé quien soy. Estoy perdida, perdida en un mar de deseos, oscuridad, esperanza, criticas... La lucha la tengo sola, ya no hay nadie que me acompañe, y menos los que pensaba que me iban a acompañar.

Has tenido algún día o un solo momento que haya constado de unos simples minutos o horas en que estés radiando felicidad a los de tu alrededor y a los más allegados los puedes convertir en una flor, en una perfecta y simple luz con las mas simples palabras de felicidad que salgan de tu boca; y al rato ya no sabias cuales habrán sido todas las palabras que hayas dicho o no crees que hayan podido haber salido de ti, porque ahora la única manera en que ves es blanco y negro, no buscas opciones, solo buscas oscuridad, solo buscas la manera de no salir, te vas adentrando más en el callejón sin salida, sola, esperas a que alguien te encuentre y te saque o que aparezca algún animal, algo que tu no puedas controlar, y te haga daño, que pueda hacer que las cosas cambien en segundos a tragedias, a una nueva manera de vivir, buscar la pérdida, pérdida de algo al que le tengas más amor, para ver si es posible que te quite el dolor que sientes ahora... por que quizás de ese dolor alguien si te pueda salvar, o sabes que ya no lo sufrirás luego de que suceda. 

Sé que es estar sola, sé que es sentirme acompañada solo con que me digan palabras de consuelo. Como un día puede transformarse en un reloj de arena, cuando horas antes no sabias si quiera como leer aquel reloj.

Las cosas pueden cambiar cuando menos lo esperas. Las cosas pueden mejorar cuando menos lo esperas, pero siempre tienes el presentimiento cuando serán peor... esto no es un presentimiento, sé que será así, por que llevo años llorando y aun no recibo aquellas palabras de consuelo, porque aun nadie sabe lo que tengo, por que ni yo misma le encuentro cura al luto que llevo. Quizás es mi propia pérdida. Dolor de mi propia pérdida, la que pronto será también de los demás.

Segundos, minutos, horas, días, meses, años, quizás no he sabido aprovechar muchos, pero sé que he disfrutado varios cuando le he brindado de mis sonrisas a los demás. Por que esa es la manera de saber de felicidad, y de tristeza cuando nadie te brinda una a ti.